Y desde siempre he sido un buscador.

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No me interesaban las respuestas simples.
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Me atraían los grandes misterios:
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la simbología, el orden oculto detrás del caos,
los patrones invisibles que sostienen la vida.


Muy pronto comprendí algo que cambiaría mi mundo para siempre:
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El universo es una matemática perfectamente diseñada donde nada es azar y todo sigue un orden.


Los números no son cifras.
Son estructuras vivas.
Forman patrones.
Patrones que revelan información.


Y ahí empezó mi trabajo.
Ayudar a otros a recordar quiénes son en realidad.


Porque el momento en que alguien recuerda quién es…
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Cambia todo.